El trabajo puede ser tan bueno y malo a la vez, dependiendo de que tanto nos absorba; tanto puede ser una gran fuente de satisfacción y significado de vida, como puede ser la causa de todas nuestras desgracias, pero ¿de qué depende?
Seguramente alguna vez escuchaste el término Workaholic, este hace alusión a la adicción al trabajo. Si, leíste bien, el trabajo como el alcohol y el tabaco, puede generar adicción y como cualquier adicción tiene efectos negativos en las personas.
El psicólogo Wayne Oates estudió a finales de la década de los 60 este fenómeno y lo definió como la necesidad incontrolable de realizar, de manera excesiva y sin límites, acciones ligadas a la actividad profesional. Principalmente se puede observar en personas que laboran más de 10 horas al día (más de 50 horas por semana).
El psicólogo Thomas J. Naughton distingue cuatro tipos de personas en el trabajo las cuales clasifica como adictos o no, dependiendo de dos características observables:
¿Cómo saber si eres adicto al trabajo?
A continuación se describen algunas de las características más destacables de los adictos al trabajo:
Pensar constantemente en el trabajo cuando no estás en él.
Hablar la mayor parte del tiempo sobre el trabajo.
Imposibilidad de salir del trabajo dejando algo pendiente.
Trabajar en casa, incluso a altas horas de la noche.
Ser incapaz para tomarse vacaciones o descansar.
Ser exigente y competitivo en cualquier actividad.
Dormir poco tiempo.
Dejar a un lado actividades de ocio y recreativas por “falta de tiempo”.
Quejas por parte de amigos y familiares quienes aseguran que le dedicas más tiempo al trabajo que a ellos.
Experimentar cansancio e irritabilidad si no se trabaja durante los fines de semana.
Ser el último en salir del trabajo.
No delegar y realizar o supervisar todo personalmente.
Tener sentimiento de culpabilidad ya sea por trabajar de más o por no estar trabajando.
Tener un nivel de ansiedad elevado.
Tener necesidad de admiración y obediencia de los demás.
¿Qué males puede traerme ser workaholic?
Uno puede pensar que al no tratarse de una adicción como las drogas esta no es tan mala, no obstante esta puede ser igual de mala, incluso hasta llevar a una muerte prematura al individuo que la padece.
En Japón lo llaman karoshi que significa muerte por exceso de trabajo. Karoshi no sólo se desencadena por la sobrecarga laboral, sino también por una mala alimentación y el consumo de sustancias adictivas como el tabaco o el alcohol. En México se han reportado casos en directivos cuyas edades oscilaban entre los 35 y los 45 años que mueren por un ataque al corazón, lo cual es muy alarmante, ya que estamos hablando de gente que aún es joven para sufrir este tipo padecimientos.
De acuerdo con la Dra. Erika Villavicencio Ayub experta en Psicología Organizacional, las consecuencias que podemos observar son:
Desgaste físico y psicológico.
Depresión
Insomnio
Pérdida del apetito
Disminución de la concentración y por lo tanto del rendimiento laboral, el cual intentas compensar trabajando más.
Estrés e irritabilidad
Sueles enfermarte más seguido.
Propensión a padecer enfermedades cardiovasculares, principalmente (Hemorragias e infartos).
Aislamiento social
Divorcio
Abuso de sustancias para poder rendir mejor en el trabajo o para aliviar el estrés del mismo.
Las empresas en México fomentan mucho la adicción del trabajo, en el sentido que promueven la idea de que para poder subir de puesto debes dedicarle más tiempo a la empresa. La gente que no lo hace se le etiqueta como floja o con falta de compromiso. Por otro lado, premian a los trabajadores que están más tiempo al asignarles más labores, ya que es un colaborador que “saca la chamba”. Lamentablemente, la idea de trabajar más tiempo, no es directamente proporcional a la eficiencia. Esto lo podemos observar fácilmente con las estadísticas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en las que colocan a México como el país donde más horas se trabaja pero no el más eficiente. Por ejemplo, en México una persona dedica al año 2,255 hrs a su trabajo, mientras que Alemania una persona dedica 1,363 hrs al año ¡Trabajamos casi mil horas más que un alemán y no somos igual de eficientes que ellos!
En conclusión es indispensable encontrar el equilibrio en nuestras vidas, a veces tendemos a culpar las cosas del exterior como las causantes de nuestro desequilibrio, sin darnos cuenta de que nosotros mismos solemos ser la principal razón de nuestro desbalance.
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