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Ansiedad: Tengo pesadillas de que me corran del trabajo

Anécdotas del consultorio


¿Te sientes insuficiente en la chamba, que no das el ancho y tienes miedo que tu jefe te vea como un fraude y termines sin chamba por lo mismo?


Esto es obra de tu ansiedad, la que te tiene con la piel erizada y sin poder dormir por el miedo constante de que en cualquier momento que cometas un error será el fin de tu carrera profesional. 


De esto trata la anécdota de hoy. Esta es la historia de un joven profesionista víctima de su propia ansiedad. Para guardar el anonimato llamaremos a esta persona Ramón.



Ansiedad: La historia de Ramón


Ramón como muchos godínez, acudía 3 días a su trabajo y hacía 2 de homeoffice. Era un buen colaborador, cumplía con sus horas de trabajo y entregaba con calidad. En ese sentido, no daba razones para que sus superiores se quejaran.


¿Su mayor miedo? Que sus superiores creyeran que era incompetente por cometer algún error y que eso derivará en su despido. Frecuentemente notaba que le temblaban y sudaban las manos, tenía fuertes dolores de cabeza, y soñaba que se le olvidaba entregar proyectos. Era una angustia tanto de día como de noche.


Evitar tu despido puede provocarlo


Para evitar perder su empleo aceptaba trabajo extra; para él, era una forma de quedar bien, así sus superiores verían que es un elemento valioso y su trabajo no peligraría. Lamentablemente, esto aumentaba su presión laboral y mental. Llegaba a salir más tarde, y entregaba algunos pendientes a destiempo (los extra).


No me daba el tiempo para hacerlo todo”. 


Inadvertidamente, Ramón se había atrapado en un círculo vicioso. Buscar quedar bien es lo que le hacía quedar mal.


Tratamiento para la Ansiedad:


Decidí que el mejor enfoque para Ramón sería la Terapia Enfocada a la Compasión (TEC). Una frase del TEC que compartí con él, era que nada de esto era su culpa y que su ansiedad no estaba bajo su control (en ese momento), ya que no decidía tener esos pensamientos catastróficos y recurrentes, estos simplemente llegaban a su cabeza como un colado a una fiesta. 


Este proceso era automático y por lo tanto fuera de su control. No es como que se sentará y se pusiera a decidir entre dormir o permanecer despierto toda la noche pensando en cómo lo iba a regañar su jefa, por todos los supuestos errores que podía cometer.


Más adelante, me confesó que le dio alivio saber que no era su culpa, ya que llevaba mucho tiempo cargándola por creer que él hacía las cosas mal. El escucharlo de alguien más fue para Ramón como si le quitaran un gran peso de encima.


El verdadero problema era la solución intentada


Ramón creía que estaba mitigando el riesgo de ser despedido a través de matarse en el trabajo. Ya lo dice el viejo refrán “el que mucho abarca, poco aprieta”, es decir, su desempeño iba a flaquear por querer hacer todo, por eso entregaba tarde una que otra cosa. Lo primero que debía hacer era darse cuenta que su solución estaba empeorando todo para él.


Lo siguiente que se abordó con la TEC fueron los pensamientos intrusivos que solo le susurraban bazofia a Julio. Digo bazofia porque eran ideas que no eran ciertas. La mayoría eran sobre cosas que no podía saber o simplemente falsas. Claro que cometió errores, pero no eran frecuentes, eran fácilmente corregibles o sobre cosas insignificantes. Siempre creía que estaban a punto de correrlo, pero ya llevaba años en ese trabajo, y jamás le habían dado a entender que estaba en problemas. Todas estas ideas sin sentido, buscaban proteger su trabajo para que él tomará las precauciones necesarias, no obstante, dichas precauciones lo llevaban a cometer los mismos errores que querían prevenir. 


Ramón necesitaba dejar de intentar salvar su chamba.


Cuando por fin pudo darse cuenta de la contradicción en su forma de pensar pudo comenzar a tomarse las cosas con más calma, y a poner límites realistas para consigo mismo y los demás. Cuando lo hacía, notó que sus superiores no se enojaban (no tenían porque), entendían claramente que tenía un límite con la carga de trabajo que podía llevar. RPoco a poco comenzó a recuperar la calma que tanto añoraba.


Todos sufrimos ansiedad, es muy útil tenerla, siempre y cuando esté en niveles moderados, de lo contrario nos quitará el control de la consola y hará cosas que pueden perjudicarnos. Si te sientes identificada/o quiero recalcarte que NO ES TU CULPA. La ansiedad puede tomar el control en un afán de querer ayudarnos pero lamentablemente tiene el efecto contrario. Para aprender a controlar la ansiedad y utilizarla a tu favor, no dudes en acercarte a la psicoterapia, puedes agendar tu cita con nosotros aquí.

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