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Los estados de locura que desata un sismo

Hoy, 19 de septiembre, a 1 año del sismo que azotó nuevamente al territorio mexicano, en la que hubo pérdidas materiales, económicas y humanas. Aún sufrimos sus efectos y aún hay personas que no han podido recuperarse, no solamente económicamente si no también psicológicamente.

Hoy en día podemos ver personas que ante un sismo o incluso con solo escuchar la alarma sísmica, tienen una reacción que gente necia catalogaría como “locura” o exageración, dicha reacción neciamente mal denominada varia un poco de una persona a otra pero en general podemos observar lo siguiente:

  1. Llanto

  2. Desesperación

  3. Miedo intenso

  4. Altos niveles de nerviosismo e intranquilidad

  5. Incapacidad para conciliar el sueño

  6. Estado desconexión mental o “ido”

  7. Pesadillas constantes sobre el sismo

  8. Reacción de malestar ante cualquier cosa que le recuerde lo sucedido (personas, noticias, lugares, etc.)

A veces con solo ver una de estas reacciones en las personas, se da esta tendencia de decir “que exagerada”, “no es para tanto”, “está loca”, etc. No obstante si consultamos el diccionario de la Real Academia Española (RAE) define la locura de la siguiente manera:

Locura

  • Privación del juicio o del uso de la razón.

  • Acción que, por su carácter anómalo, causa sorpresa.

Bajo este criterio, no podemos decir que mostrar miedo, un alto nivel de intranquilidad, o cualquiera de los signos antes mencionados son una “locura” o “exageración” ya que es un efecto común (no una reacción anómala ni exagerada) ante un trauma como lo fue el sismo del 19 de septiembre.

Claro, es preferible no sufrir ninguno de los signos anteriores, pero el no padecerlos no te hace más normal que otras personas, ya que no hay una forma “normal” de reaccionar ante estas situaciones. Ese día pudimos ver gente que se quedó en casa, otros estuvieron muy tranquilos realizando el resto de sus actividades, y otros fueron a apoyar como voluntarios ¿a qué se debe esta diversidad de reacciones?


Para contestar a esta pregunta quiero platicarles un caso, que bajo la definición de locura de la RAE sería una reacción anormal y por lo tanto loca, que es el caso de Eduardo Zárate el año pasado. Para quienes no lo conocen, Eduardo es un joven Michoacano que por una lesión en la médula espinal se encuentra en una silla de ruedas. El año pasado escuchó que un amigo suyo estaba atrapado en un edificio que colapso durante el sismo por lo que vino a la CDMX a apoyar en las labores de rescate y remoción de escombros. Quiero hacer énfasis en lo “anormal” de su reacción, ya que estamos hablando de una persona que tiene mayor desventaja para cargar objetos pesados (que incluso se lesionó una mano por estar ayudando) y a eso hay que sumarle que los lugares de desastre no eran de fácil acceso para alguien con silla de ruedas (ni siquiera nuestra ciudad está adaptada para personas como Eduardo). ¿Quién en su sano juicio vendría a apoyar con todas las dificultades que representa estar en una silla de ruedas? Solo un loco; y me da gusto que haya personas que padezcan ese tipo de locura.

Eduardo como otros mexicanos, también pudo padecer alguna de las 8 reacciones listadas, no obstante, lo que marcó la diferencia con él, es que no se dejó vencer por estas y las utilizó como plataforma para impulsarse. A este proceso de usar las desventajas a tu favor le llamamos resiliencia en psicología. Por lo que lo normal es sentir miedo, a veces tener ganas de llorar, tener pesadillas, sentir malestar, etc. más bien LO ANORMAL ES NO SENTIRLO. De ti depende si son situaciones que te perjudican o te sirven para salir adelante, de eso se trata ser fuerte y resiliente. Doy gracias a personas como Eduardo quienes inspiran a otros a ser resilientes pese a la adversidad, no hace mucho visito a una joven adolescente que padece una enfermedad autoinmune que también está en silla de ruedas, lo cual le dio muchos ánimos para seguir adelante pese a su enfermedad.


En conclusión, hoy conmemoramos la fortaleza de un pueblo que se engrandece pese a la adversidad y si hay que padecer de locura para salir adelante, es más que bienvenida y que el mundo me llame loco, pero eso es lo que me hace feliz. Así como Eduardo, desde mi trinchera como psicólogo y terapeuta, quiero ayudar a otros a ser resilientes y a encontrar fortaleza en todas esas cosas que la gente piensa que son una debilidad.

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